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Nuestra misión

Colaboramos para solucionar la dramática realidad que viven miles de niños ugandeses: familias rotas, muerte de sus padres, abusos, enfermedades…

Babies Uganda

Una Asociación sin ánimo de lucro de Cooperación Internacional para el Desarrollo, constituida en marzo de 2012.

Colaboramos

Para solucionar la dramática realidad que viven miles de niños ugandeses: familias rotas, abandono, muerte de sus padres por SIDA, abusos, enfermedades… Además, colaboramos para generar progreso y desarrollo en toda la Comunidad

Ayudamos en

Tres orfanatos que son Kikaya House, Purpose Babies Home y Early Learning. Además, colaboramos en la escolarización y manutención de un cole de niños ciegos, CEVIC y también en la alimentación de 200 niños en la Isla de Zinga. Por otro lado, hemos puesto en marcha un colegio para 300 niños, Kikaya School, un Centro Médico gratuito para toda la población, Centro Médico Chloé, y un Centro de Formación profesional, Centro Vocacional Kikaya.

Puestos de trabajos

Una pieza fundamental de los Orfanatos son nuestras queridas Aunties. Son mujeres ugandesas que además de encargarse de limpiar, cocinar y lavar proporcionan ese cariño y esa figura maternal a cambio de un salario digno. Por otro lado, no sólo contamos con los empleados de nuestros Proyectos, sino que en cada construcción se contrata mucha mano de obra además de generar un gran número de beneficiarios indirectos en las empresas y negocios de la zona. Finalmente, destacamos el impacto económico que generan nuestros voluntarios en toda la Comunidad (alimentación, transporte, etc)

Necesitamos ayuda

Nuestra actividad se desarrolla en la zona de Entebbe, en Uganda, en el centro de África y pegaditos al Lago Victoria. Para poder continuar, necesitamos toda la ayuda posible que nos permita seguir trabajando y seguir generando progreso en esta zona del mundo tan pobre y abandonada

NUESTRO PRINCIPAL PROYECTO ES LA EDUDACIÓN DE LOS NIÑOS.

AHORA PUEDES COLABORAR DESDE 1€ AL DÍA,
TODO SUMA… ¡AYÚDALOS!

TEAMER

Lo que Hacemos

Salvarles de la miseria

Todo suele empezar con la llamada telefónica de las Autoridades a Remmie, Tony o Agnes, que son los directores de los orfanatos, pidiéndole si puede acoger a un niño que ha sido abandonado, o que su familia no puede o no quiere hacerse cargo.
A partir de ese momento, el niño llega a la Casa donde es recibido por las Aunties y por el resto de los niños como uno más de la familia.
Se le hace un chequeo médico nada más llegar para comprobar su estado de salud, y ya se incorpora a la vida diaria de la Casa donde no le faltará comida, cama, educación, salud, y sobre todo, el enorme cariño y protección que las Aunties brindan de corazón a todos los niños que llegan. Llegar a Babies Uganda, supone para ellos dar un giro radical a su destino, supone pasar de la miseria, a la esperanza de un futuro digno.

Asegurarles la mejor educación

Una de nuestras prioridades fundamentales y una de las más caras, es que los niños de
Babies Uganda tengan acceso a una educación de calidad que les convierta en futuros
embajadores de su país, tanto dentro como quien sabe si quizás fuera de sus fronteras.El
futuro de un país como Uganda, pasa por la escolarización de los millones de niños que
crecen sin ella. Nuestros niños están escolarizados a partir de los tres años.
En febrero de 2019, inauguramos nuestro propio cole, Kikaya School, con una capacidad para 300 niños, donde acuden no sólo nuestros peques de los orfanatos, sino también
todos los niños mas pobres de la zona.
“La educación es el arma más potente que puedes utilizar para cambiar el mundo”
– Nelson Mandela-

Recaudar fondos

La verdad es que nos hemos encontrado con tanta gente solidaria…. Hemos puesto en
marcha una gran familia de padrinos que con su ayuda mensual nos permiten mandar a
nuestros niños dinero para que tengan comida, cuidados de las Aunties y educación.
Con todo esto, les aseguramos un futuro digno. Este es el pilar de nuestra organización,
sin ellos este proyecto no sería viable. Además, durante el año hacemos muchas cosas
puntuales para recaudar fondos: tenemos lotería de navidad donde 1 € de cada
participación va íntegro a los niños, calendarios, cenas solidarias, fiestas, mercadillos y
todo lo que se nos va ocurriendo. Además, contamos con la inestimable ayuda de grandes
y pequeñas empresas que también nos hacen aportaciones puntuales que nos ayudan
enormemente a sufragar todos los gastos del Proyecto.
Os animamos a formar parte de esta gran familia. Os esperamos.

BabiesUganda

Café y Té

Bodas Solidarias
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Té y Café

Bodas Solidarias
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Pasa y conoce a los protagonistas, mira dónde viven y cómo están cambiado su vida…  ¡Ayúdanos a conseguir más sonrisas!

0HUÉRFANOS
0% DE LA POBLACIÓN VIVE CON MENOS DE 1,16€ AL DÍA
0POR MIL TASA DE MORTALIDAD MENORES DE 5 AÑOS

¿DÓNDE ESTÁ LA CASA?

Uganda es una zona extensa y rural muy abandonada por la administración, con muchas escuelas sin agua o letrinas. La mayoría de la población vive de la agricultura de subsistencias, con familias muy numerosas y viviendas sin condiciones higiénicas adecuadas.

EMPRESAS AMIGAS…

Si quieres ayudarnos además de mejorar la imagen corporativa de tu empresa, aquí te proponemos algunas opciones. Pasarás a formar parte de nuestras Empresas Amigas, publicaremos tu logo en nuestra web, y daremos difusión a tu colaboración en nuestras RRSS.

TODO SUMA...

Últimas Noticias 

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COVID: Preocupación en Uganda

27 junio, 2021
El último año y medio ha sido un punto de inflexión para la mayor parte de nosotros. Casi la totalidad de la humanidad ha vivido un acontecimiento que trastoca, periódica e históricamente, al conjunto de generaciones y las marca de manera definitiva. Una pandemia como la que aún sufrimos ha desembocado en cambios en nuestros modos de vida, a los que nos hemos visto obligados a adaptarnos sin opción.   No obstante, y aunque muchos podremos maldecir al coronavirus por lo mucho que nos ha afectado, nuestra situación como habitantes de un país desarrollado, y con sanidad pública, ha atenuado las posibles consecuencias que hubiéramos sufrido de habernos encontrado en otros lugares, como Uganda. Siempre que os presentamos un artículo, nuestro foco central es ese maravilloso país, y esta vez no iba a ser menos. Porque aunque cansados de escuchar noticias sobre el coronavirus, el cambio de rumbo de la evolución de la pandemia allí hace que tengamos que dar cuenta de ello. Lo significativo es que de forma general el continente africano está atravesando una de las peores fases de la pandemia. Los datos de las últimas semanas no son nada esperanzadores y prevén una fortísima impronta de la tercera ola. El clamor de la Organización Mundial de la Salud es que África afronta un horizonte nada prometedor. Justo es en Uganda, junto con la República Democrática del Congo, donde la variable Delta está conociendo una alta incidencia. Por diferentes motivos, es ahora cuando el Covid en Uganda está siendo tomado en consideración. María, nuestra voluntaria instalada permanentemente en Kikaya, nos cuenta de primera mano aspectos que nos ayudan a comprender por qué el coronavirus en Uganda dificultad aún más los modos de vida de la población. Lo fundamental es que las cifras oficiales que ofrece el gobierno son tan solo las referentes a los ingresos producidos en los hospitales, los cuales exigen cantidades desmesuradas de dinero que impiden a gran parte de la población acceder a esos servicios. Con lo cual, las personas afectadas directamente por el virus extraoficialmente son mucho mayores. La mayoría se tratan en casa con remedios caseros, y es la excepción los ejemplos de personas que no tengan alguien fallecido o afectado por el coronavirus. Esta tercera ola ha hecho tomar verdadera conciencia de la pandemia y las medidas instauradas por el gobierno, como el cierre de gran parte de la actividad comercial, han dificultado aún más si cabe las condiciones de sobrevivencia de la población. Lo que aquí hemos podido resolver en muchos casos con el teletrabajo, allí los modos de vida tan tradicionales se ven mucho más afectados por el parón casi en seco de toda la actividad. Si algo bueno podemos sacar en claro de la pandemia, es que en nuestro contexto más cercano, el teletrabajo ha venido para quedarse y nos da opciones más flexibles para organizar nuestro día a día. Pero, ¿y si nuestros trabajos dependieran totalmente de estar cara al público? ¿y si a ello le sumáramos que

El día que llegó Agnes

30 mayo, 2021
En uno de mis viajes con Babies Uganda tuve la oportunidad de dar clases en Kikaya Junior School. Una mañana en el colegio apareció Tony con dos señores muy bien vestidos y una niña o niño (en ese momento no tenía muy claro lo que era) de unos seis años, con la ropa sucia, rota, descalza, con el cuerpo llenísimo de heridas, con dificultad para andar y la mirada totalmente perdida. Se sentaron todos en el aula donde estaba yo y empezaron a hablar en lugandés. Como no entendía nada, la historia que me imaginé sobre ella (descubrí más tarde que era niña) era que, al ser discapacitada, alguien la habría abandonado hacía mucho en la calle y que los dos señores la habían encontrado y se la llevaban a Tony para que pudiese darle una vida nueva. Para mi sorpresa, esos dos hombres eran su padre y su hermano. Debido a su discapacidad y a las creencias relacionadas con la misma, el trato que la familia daba a la niña era completamente indigno: apenas la sacaban de la casa y no estaba estimulada ni cognitiva ni físicamente. Los vecinos, al enterarse de la situación en la que vivía, decidieron proponer a la familia que la llevasen al orfanato de Tony, donde sabían que iba a recibir el cuidado que se merecía. Ante la desatención que había sufrido Agnes (así era como se llamaba) durante todos estos años, la familia desconocía su nivel de afectación real: no sabían si tenía problemas auditivos, no conocían su edad e incluso, si podía mantener una conversación. Estos dos hombres contestaban con un “no sé” a todas las preguntas que Tony les hacía sobre la niña, parecía que no sabían nada sobre ella. Lo único que se me ocurrió ofrecerle en ese momento era cariño y comprensión. Recuerdo que me acerqué a ella para abrazarla y darle un beso y el olor que desprendía era tan fuerte que me recordaba al de un perrillo mojado. Yo sólo quería que su padre y su hermano se fueran lejos de ella y desapareciesen de su vida. No podía entender cómo ellos se permitían comprarse ropa y hasta unas gafas de sol y, sin embargo, no habían mostrado ningún cuidado hacia Agnes hasta el punto de tenerla prácticamente abandonada. Una vez se marcharon (sin despedirse de ella) llevamos a Agnes a la clínica para que le hiciesen un reconocimiento médico; probablemente sería el primero de su vida. La pobre tenía desnutrición, malaria, fiebre tifoidea, infección de estómago, además de heridas tan profundas que requerían un cuidado permanente. De hecho, de vuelta al orfanato, se desvaneció al llegar a la puerta. Lo más seguro es que además de por cómo se encontraba anímicamente, fuese porque nunca antes había estado tanto tiempo andando. Como tantas otras veces cuando llega un niño nuevo al orfanato, todos los demás se acercaron para presentarse e interesarse por Agnes. La sentaron en una manta en el suelo; parecía que eran conscientes de que

Una conversación que me marcó para siempre

2 mayo, 2021
¿Alguna vez habéis vivido un choque entre dos realidades muy distintas? Es una experiencia abrumadora a la vez que preciosa si consigues sacar un aprendizaje de ella y, sin duda, Uganda es y ha sido ese choque de realidades para nosotros, los voluntarios de Babies Uganda, que hemos tenido la oportunidad de viajar allí. ¿Sabéis cuando haces pompas de jabón y con un pequeño soplo de aire se rompen con gran facilidad? Desde mi punto de vista, Uganda es ese pequeño soplo de aire que explota la burbuja en la que vives, dando acceso a una realidad totalmente diferente que sabemos que está ahí, pero que hasta entonces no eres capaz de sentir. Personalmente, antes de adentrarme en la maravillosa aventura que supone ir con Babies Uganda a este país, conocía la situación de pobreza y desigualdad que se vive en este y muchos otros países, pero no era una consciencia plena, no formaba parte de mi ni determinaba ciertos actos o pensamientos. Como es lógico, todos tenemos nuestra vida, todos tenemos normalizada nuestra situación aquí en España, unos con más o menos posibilidades y comodidades, pero hay unos básicos que, gracias a millones de factores favorables, ni si quiera nos planteamos la posibilidad de vivir sin ellos (generalmente). Esto es algo maravilloso y positivo y de forma inconsciente estoy segura de que lo valoramos, aunque sea de vez en cuando. Aun así, os invito a hacer una sencilla reflexión y es que, si tenéis un minuto, penséis si de forma consciente os gustaría valorarlo más. Yo lo reflexioné al llegar de Uganda y me faltaron segundos para responder afirmativamente, pero creo que cualquier persona que esté en contacto con Babies Uganda, independientemente de haber viajado hasta allí o no, puede cambiar ese hábito, ya que, gracias a su presencia tan significativa allí, tenemos la oportunidad de ver, de forma muy cercana, todo lo que ocurre a tantos kilómetros de nosotros. Aunque pueda parecer que solo tengamos que valorar lo bueno que tenemos aquí por todo lo que no tienen allí (no hace falta ni detallarlo), considero que es igual de importante valorar lo maravilloso que tienen, aunque no sea material: la cercanía, la forma de agradecer, la bondad, las enormes sonrisas en la cara (más sinceras imposible) pese a las situaciones tan desorbitadas que viven y afrontan, desde mi punto de vista, con una forma de priorizar diferente a la nuestra y con mucha más tranquilidad (porque os prometo que nunca antes tantas personas me habían dado ese nivel de paz)… y así infinitud de cosas más a las que es difícil ponerle palabras. Hubo una conversación concreta que tuvimos unos cuantos voluntarios con Tony, el coordinador allí en Uganda, en la que nos dijo varias cosas que me marcaron y me permitieron entender un poco más la mentalidad que tienen allí. La primera fue que ellos no pretenden vivir como nosotros, así, simple y llanamente. Cuando le pregunté el por qué, me dijo que no era porque viesen

Cómo nació nuestro equipo de Bodas Solidarias

16 abril, 2021
Cuando vuelves de Uganda, un pedacito de tí se queda en África. Esto es lo que me pasó a mí después de pasar unas semanas en el orfanato de Kikaya en el año 2017, conociendo lo que Babies Uganda hace allí y en otro orfanato y colegios de la zona. Es imposible no querer a los niños después de vivir una experiencia de voluntariado así. Por eso, cuando volví, no quería que aquello se limitara a haber estado en Uganda un verano, sino que quise seguir involucrada desde España haciendo lo que estuviera en mi mano. Hoy quiero contaros la historia de cómo otras voluntarias y yo trabajamos para contribuir a que salgan adelante los proyectos y presentarnos brevemente. Tuve la suerte de que en 2018 empezamos a organizarnos entre varios voluntarios para dar vida a una idea nueva: ofrecer regalos solidarios para bodas. Desde entonces, ya son más de 100 parejas las que han contactado con nosotros, y probablemente la motivación que tienen todos es similar. En un día tan especial como es una boda, es tradición tener un detalle con todos los familiares y amigos que nos acompañan en ese día. Sin embargo, muchas parejas no quieren que ese detalle sea algo material, sino que deciden darle un significado más allá y convierten su boda en un gesto de generosidad también, haciendo una donación en nombre de todos los invitados a nuestra ONG. Desde que empezamos en 2018, no sólo nos han contactado para bodas, sino también para otros eventos como bautizos, comuniones, cumpleaños, regalos de Navidad, etc. Por suerte, muchos voluntarios han hecho posible que esto salga adelante: desde los que ayudaron a dar forma a esta idea en sus inicios (pensando cuál debía ser el proceso, qué regalos podíamos ofrecer, eligiendo qué diseños nos gustaban más…), hasta aquellos que se reúnen en casa para hacer un taller y preparar los regalos. Cuando empezamos, sólo teníamos tarjetones y velas, pero a día de hoy también tenemos en el catálogo pulseras, bolsitas de té y bolsitas de café. Las quedadas para hacer un taller y para preparar todos estos regalos siempre son muy dinámicas. Hay que hacer pulseras, pegar pegatinas en las velas, preparar los paquetitos de té, hacer recuento de tarjetones… pero lo que más me gusta de esos ratos es escuchar anécdotas de otras personas que están vinculadas con Babies Uganda y ponernos al día de la situación allí. Hoy os estoy contando mi experiencia, pero esta historia se repite con muchos más voluntarios que ayudan con los regalos solidarios de bodas. El equipo principal lo componemos Espe, Clau, Mónica y yo (aunque como ya he dicho nos ayuda mucha más gente). Todas tenemos nuestros trabajos, pero siempre hacemos un hueco para gestionar los pedidos en nuestro tiempo libre: Clau haciendo los diseños de las tarjetas, Espe gestionando las impresiones y envíos, yo contestando a los correos de las parejas, y Mónica coordinando cualquier otra cosa que nos haga falta. Creo que es una opinión compartida

ZINGA. Aislamiento y pobreza

29 marzo, 2021
Esta vez nos ponemos más serios y venimos para arrojar luz a una realidad que no solo está condicionada por la pobreza, sino también por el aislamiento. Puede que a muchos de nosotros nos cueste ubicar a Uganda en el mapa. Ninguno probablemente podrá señalar dónde está Zinga. Pero, ¿qué es Zinga? Zinga es una pequeña isla ugandesa ubicada en el inmenso lago Victoria que no solo no arrastra la pobreza del país, sino que su situación de aislamiento condiciona aún más su desarrollo. Aunque las distancias en Uganda son muy relativas dado el estado de las vías de comunicación y la práctica inexistencia de transporte público, para que podamos hacernos una idea, la distancia que separa a Zinga de Entebbe, una de las principales ciudades del país, es de tan solo “28 km”, distancia que puede parecer irrisoria si no fuera porque es prácticamente insalvable para los habitantes de la isla y a su vez es una barrera para la llegada de ayuda. Esa distancia que cualquiera recorremos aquí para ir a trabajar, allí es necesario recorrerla en transporte público, un transporte público que supone montarse en una lancha que cubre dicho trayecto en no menos de 3 horas. Con dos frecuencias al día, la lancha motora es la única vía de llegar a Zinga. Este aislamiento ha sido un condicionante vital para el desarrollo del territorio, donde el proyecto local de Diana Lwasa recibe desde 2013 apoyo extranjero por medio de Worldproyect, la ONG con la que Babies Uganda lleva colaborando desde hace varios años de manera puntual. Allí, Worldproyect ha llevado a cabo la construcción de una clínica y un colegio, una iniciativa que al igual que sucede con los proyectos de Babies Uganda, precisan de mantenimiento en el tiempo para que la inversión no sea en saco roto. Con colaboraciones esporádicas como el apoyo a la construcción de la primera planta del colegio donde se ubicaban los dormitorios de los niños o financiación para un horno de pan que se convierte en un medio de vida para muchos allí, Babies Uganda ha ido poco a poco implicándose en este territorio donde a día de hoy ya ha sellado su vínculo con una colaboración mensual de 500 euros que posibilita que todos los niños del colegio puedan ser alimentados. Desde el apoyo a la gestión, que en primera persona lleva allí Diana Lwasa, se intenta una vez más aportar ese granito de arena que tanto puede llegar a suponer para miles de personas.  Arancha Pérez