newsletter-diciembre-2016

 

Acabo de volver de allí y no sé bien cómo contarlo. Estoy acostumbrado a analizar situaciones más o menos complejas, dar forma a estrategias y hablar en público, pero hay experiencias para las que es difícil encontrar las palabras. 

Estuvimos en la zona de Entebbe un grupo de maravillosos mzungus (que significa blancos en luganda, la lengua local) para conocer de primera mano los proyectos de Babies Uganda, llevar los casi 600 kilos de ayuda que mucha gente nos había hecho llegar y sobre todo para pasar tiempo con los niños de los orfanatos. Yo no sabía bien por qué, pero sabía que tenía que ir allí. Estoy bastante viajado y África ya me había “llamado” hace años pero cuando conocí este proyecto sentí que era muy especial porque las personas que lo hacen posible son muy (pero muy) especiales. Así que tenía que conocer lo que allí se estaba haciendo, fluir y descubrir cuál podía ser mi papel en todo aquello. Me uní al viaje y nos pusimos en marcha.

Babies Uganda soporta en aquel país distintos proyectos relacionados con niños en situaciones de exclusión, fundamentalmente huérfanos. Proyectos liderados por gente local que a mí me parecieron unos fuera de serie. En un país muy pobre donde se sobrevive con salarios de menos de 1€ por día trabajado, con una esperanza de vida de 51 años y donde cada mujer tiene más de seis hijos de media, los niños son como siempre los más expuestos a la pobreza y los abusos. Muchos de ellos desgraciadamente pierden a uno o ambos padres y acaban en la calle. Sin apenas asistencia pública, las familias o vecinos se ocupan muchas veces de ellos pero otras sólo este tipo de orfanatos quedan para darles una nueva oportunidad…

4

Y sin embargo lo que más llama la atención de las casas que visitamos fue la alegría que se respira. Allí los niños no sólo tienen un techo y comida (poco más, eso sí). Esos niños reciben cariño y educación, y eso se nota. Son niños que tienen una nueva familia y un nuevo futuro. Así que no pierden su irresistible sonrisa.

Llegas a la casa y se te echan encima cinco enanos muertos de la risa por verte tan diferente y tan blanquito. Te  cogen de la mano, te llaman muzungu a gritos, te quitan las gafas, te tocan el pelo, te llevan a ver al perro, las gallinas, te enseñan su litera, las letrinas, a las señoras que les lavan la ropa, te piden que juegues con ellos al fútbol, te pegan sus mocos y te das cuenta de que estás perdido, de que todo lo que conocías antes es superficial y que unos pequeñajos que no tienen nada más que lo puesto te están dando una lección de vida que nunca vas a olvidar.

Aunque es una realidad compleja, cuando pasas unos días allí compartiendo vivencias con la gente local se abren tus frentes de reflexión. Acabas emocionándote muchas veces y riendo muchas otras. Haces tu viaje interior. Te liberas. Y comparas tu mundo con este otro. Piensas en lo que van a heredar nuestros hijos, en que nuestra sociedad a la vez que se ha ido desarrollando económicamente ha ido perdiendo valores que antes nos eran propios y que en África aún permanecen: la familia, la comunidad, la solidaridad de los que comparten lo poco que tienen, el saber valorar ese poco. En Europa cimentamos cada vez más nuestras vidas en lo material, creamos paraísos artificiales extraordinariamente protegidos para nosotros, para nuestros hijos, para nuestras mascotas, pero no somos más felices, os lo aseguro. Piensas en lo muy agradecidos que deberíamos estar por lo que tenemos y sin embargo lo cansada, escéptica y crítica que se ha vuelto nuestra sociedad.

5

Piensas que esos niños podrían ser los tuyos. Y entonces te reafirmas en lo importante que es la infancia y lo vital de darle el trato que se merece, de garantizar un sustento básico, un entorno de cariño y una educación en la etapa que marcará el resto de una vida. Porque lo que se siembra a esa edad se recoge. Esos niños van a liderar el mundo que viene y para hacerlo mejor tienen derecho a una infancia digna.

Y sobre todo, tú vuelves a sentirte un niño, que es algo que debería ocurrirnos más a menudo. Y (re)descubres que es posible mejorar las cosas, que hay gente valiente que ya lo está haciendo y tienes que decidir si quieres ser uno de ellos, porque todos tenemos buenas intenciones pero el mundo es sólo de los valientes y se trata de hacerlo de verdad.

Para acabar. Mucha gente a mi vuelta me ha preguntado cómo puede empezar a ayudar. Si uno quiere colaborar en Uganda es increíble lo que se puede hacer por ellos con poco dinero. Podéis consultar información en los perfiles de Babies Uganda y si os convence entonces lo más importante para la ONG es hacerse padrino, porque es lo que les asegura una capacidad económica regular para mantener sus proyectos. La cantidad que uno pueda entregar la dan por bienvenida, porque como dice el lema de la ONG, todo vale y todo cuenta. Además desde hace un año los primeros 150€ aportados a este tipo de asociaciones desgravan un 75% en el Impuesto de la Renta y a partir de esa cantidad anual se desgrava otro 30%. Os puedo asegurar que todo el dinero que se aporta llega directamente a los niños, aquí no hay ningún gasto intermedio. Yo estoy convencido de que merece la pena.

psx_20161107_200837

 Pepe Vilches.-

Dicen, Kamamma, que las cosas en la vida pasan por algo, que todo lo que nos ocurre tiene una explicación que necesita ser descifrada. Y yo, después de este verano compartido contigo, creo que es verdad. He tenido que irme a 8.875 kilómetros de mi casa, durante un mes a África, y conocerte a ti para aprender a diferenciar qué es importante de verdad y qué es importante de mentira, para  darle la vuelta a mi vida. Y a mi cuarto, ya que estaba.

 

Te gustaban mis gafas, te gustaba mucho jugar con ellas. Auntie Ana, let me put your goggles, me decías. Me acuerdo de la primera vez que me cogiste las gafas. Pusiste tus manos cerca de mi cara, mirando la tuya reflejada en los cristales. Te pregunté: ¿Quién esta ahí?  (como si cupiera otra pregunta cuando nos encontramos con una persona importante) Y me dijiste a carcajadas: Kamamma! Pero de repente ensombreciste el gesto, frunciste el ceño, te pusiste seria, y te acercaste todavía más a mi, para ver que escondían esos cristales. Y ahí estaba yo, detrás, mirándote a los ojos.

img_4082 img_4083

 

Me gusta pensar que en las gafas viven todos los que algún día se miraron en ellas. Me gusta pensar que cuando me las pongo, tu estas ahí colgada, con la sonrisa de los niños felices.

 

Me gusta pensar que ahora cuando ves tu imagen en un espejo, si miras fijamente a tus ojitos, me verás en ellos a mi.

 

Qué importante es mirarnos de vez en cuando a los ojos. Cada vez estoy más convencida de que solo así nos reconocemos unos a otros de verdad. Estoy segura que si los representantes políticos mirasen a los ojos a los niños como tu encontrarían una solución diferente al problema de la desigualdad y de la injusticia en el mundo.

 

Eras inmensamente feliz con algo inmensamente pequeño. Y ahora aquí, en mi casa, en mi cuarto, rodeada de todas las cosas que he acumulado durante veintiún años, viendo todo lo que tengo, contando todo lo que creía importante, pienso que muchos aquí nos llenamos la vida, y el cuarto, de cosas innecesarias, treinta camisetas, cinco perfumes,  veinticinco pares de zapatos, y así, con todo. Nos pensamos que la vida trata de eso, de tener. Cuanto más tienes, más quieres, y cuanto más quieres, más necesitas. Y poco a poco nos vamos convenciendo de que eso le va dando sentido al día a día de cada uno.

 

Nos pensamos que cada una de esas cosas son importantes, que llenan el espacio que les es debido. Pero resulta que son solo reflejos de lo que creemos importante. Es una trampa, Kamamma, es solo una ilusión que nos hace sentir bien, pero solo durante un rato.

 

Así que después de volver a mi casa quiero seguir mirando la vida como me mirabas tu, más allá del reflejo de los cristales, curiosa por saber siempre que hay detrás, siendo capaz de reírme de estos reflejos que nos rodean, para ver si con un poco de suerte consigo ver de qué va esto de la vida.

img_4078

 

 

.- Ana Mendigutxia

Tony es ugandés, trabajador social, tiene 35 años, una familia preciosa, un corazón enorme, una capacidad de trabajo envidiable  y un sueño maravillo: «Kikaya House».

Esta es su historia, bueno… y ahora también la nuestra:

Le conocimos hace unos cuantos años en un orfanato cercano a la Babies Home. Su relación con nosotros siempre ha sido muy cercana y muy especial. Nos ha abierto las puertas de su casa, nos ha presentado a su familia, nos atiende cada vez que vamos a Uganda como si fuéramos uno más  de la familia, y se han creado unos lazos de amistad, respeto y cariño que son los que ahora han permitido unirnos en este sueño que ahora os cuento.

20151013_111655

 

Como os decía, Tony ha estado trabajando más de 10 años en un orfanato de Entebbe, y siempre sintió el deseo de, algún día, crear su propio orfanato para ayudar a mas y mas niños.

Pues bien, hace un tiempo, Tony heredó una tierra enorme, fértil y preciosa que podría haberla vendido y haber sacado un buen dinero para disfrutarlo tranquilamente con su familia. Sin embargo, no fue eso lo que pensó.  Se le iluminó su preciosa sonrisa y supo que era el momento de cumplir su sueño.

Sabía que además de la tierra, iba a necesitar dinero, dinero que él no tenía.

Esperó entonces a que Montse, nuestra presidenta de Babies Uganda, viajara a Entebbe  y en cuanto tuvo ocasión le contó su plan.

Puedo imaginar el entusiasmo de Tony al contárselo y la ilusión de Montse al escucharlo. En cuanto ella nos lo contó al resto del equipo, no dudamos ni un instante en ofrecer todo nuestro apoyo y a partir de ese momento, su sueño fue nuestro sueño.

Nos pusimos como locos a buscar financiación, a buscar apoyos, a sumar más voluntarios que se quisieran unir al Proyecto y de momento, ya hemos conseguido 4.000€ de la Fundación Roviralta y una empresa nos ha confirmado «casi casi seguro», que también nos ayudará. Ojalá sea así, pero si no es esa empresa, será otra, y si no otra,  y si no, haremos todos los eventos, mercadillos, crowdfunding y fiestas que haga falta para poder llevar adelante, más pronto o más tarde, este sueño que es «Kikaya House».

Además, hemos creado un grupo de trabajo al que se han unido Ana, Javi y Mónica. Ellos ya conocen también a Tony desde hace años y por eso se han unido al Proyecto con los ojos cerrados y  con tal entusiasmo, que Mónica y Javi, que se casan en noviembre,  han decidido pasar su luna de miel en Uganda!, trabajando en Kikaya House y colaborando también con la Babies Home y con el orfanato de Debbie. Creo sinceramente que no puede haber una forma mas bonita de comenzar una vida en común.

Aunque de momento pueda sonar al cuento de la lechera, queremos construir además de la Casa para los niños, una Guest House que permita alojarse a los voluntarios y obtener un ingreso por ello, un huerto enorme que les permita autoabastecerse , y una escuela para los más pequeños, como la que tenemos en la Babies Home, que además de cubrir la educación de nuestros niños y otros pequeños de la zona,  dé trabajo como maestras a mujeres ugandesas.

De momento, y gracias especialmente al dinero que recaudamos en los 2 grandes eventos que hicimos, «Publicitarios por» y la fiesta del «Silk&Soya», Tony se ha puesto a trabajar ya al 100% en la construcción del muro de seguridad que rodeará toda la finca. Gracias a su enorme entusiasmo, está prácticamente acabado. Es muy importante resaltar que este Proyecto, genera además riqueza para el país ya que todos los materiales, mano de obra, etc son de allí. Bueno, excepto la inestimable ayuda de nuestros voluntarios!

IMG-20160704-WA0002   IMG-20160701-WA0000IMG-20160714-WA0009IMG-20160826-WA0016

 

Estoy segura que en no mucho tiempo, Kikaya House dejará de ser un sueño para convertirse en una maravillosa realidad. ¿Por qué estoy segura? porque no hay empuje mayor que el que viene de la mano de la pasión, la ilusión y el amor, y esas son nuestras armas para conseguirlo.

 

IMG-20160817-WA0014 IMG-20160817-WA0022IMG-20160826-WA0005IMG-20160826-WA0011IMG-20160826-WA0009

Si quieres formar parte de este sueño, sentirte partícipe, ver cómo crece desde cero y sentirte orgulloso el día que esta tierra se llene de niños, únete al grupo de «Amigos de Kikaya House»  y consigue tu ladrillo!!

MUY IMPORTANTE: recuerda que por los primeros 150€ de donativos, Hacienda te devolverá el 75% en tu próxima declaración de la Renta!! Y por lo que sobrepase ese importe, te devolverá el 30%, sin importar cual sea tu nivel de renta. Si eres una empresa, te podrás desgravar el 35%  en el Impuesto de Sociedades.

Para mas información sobre este Proyecto, también puedes  escribir a info@babiesuganda.org

ladrillo euro

Todo suma, todo vale, todo cuenta.

Maribel.-

 

 

 

Soy brasileña y muy pronto nos «acostumbramos» a convivir con las diferencias sociales y con la corrupción – que se desarrolla mucho más rápido que los proyectos de enseñanza – y, como en cualquier país del  «Tercer Mundo», el derecho a la educación de calidad es asunto de la clase alta.   No llegamos a la pobreza absoluta de África, pero si tenemos mucho en común con los africanos,  bien sea por la forma “colonizada” y alegre de ser, o bien por el conformismo en resistir y sobrevivir a tanta injusticia y desigualdad.

Por estos motivos, creía que mi viaje a Africa seria algo parecido a la experiencia que vivo en mi país. Cuando era joven creía que era posible cambiar algo… Hacíamos recaudación de fondos, proyectos de cooperación e intentábamos, entre los voluntarios, ayudar a los niños que perdían a sus padres con sida. A veces no era posible tratar a todos con la medicación adecuada, y de hecho, fue allí cuando entendí que somos un grano de arena con una “pequeña y enorme” responsabilidad.

DSCN3039

En ese primer viaje de solo 12 días a Uganda y Kenia, la idea era visitar la Montaña de los Gorilas de Bwindi y después entregar  ropas y juguetes en una ONG en Uganda.  No sabía muy bien como lo haría, pero sí en el fondo ansiaba conocer  un orfanato que nos pudiese recibir. Envié un email a la página web de la Babies y Montse me contestó diciendo que también ella estaría por allí en las mismas fechas de nuestro viaje.

Cuando llegas a Entebbe y tienes la oportunidad de conocer a los niños, que son verdaderas lecciones de vida,  nos damos cuenta de que no somos NADA y tampoco donamos algo… Son los niños los que nos enseñan algo con cada mirada y son sus sonrisas las que nos alimentan de esperanza. No sé si podré un día explicar como nos pueden regalar TANTO AMOR Y GENEROSIDAD…  Allí no hay gente triste y no hay tampoco tiempo para hablar de las historias de vida de los bebes o en que situación llegaron, porque los abrazos valen mucho más que las historias de abandono o de tristeza.

DSCN3055

Las aunties son trabajadoras, cariñosas, verdaderos ejemplos de mujeres que llevan una sonrisa muy diferente a lo que veo en los orfanatos en Brasil: en la Babies hay una mezcla de AMOR, EDUCACIÓN, GRATITUD y PACIENCIA que parece construir la base de la rutina de todos ellos. Tampoco puedo hacer uma descripción de Remmie, la mamá de todos los niños y de un corazón “so big and easy”… Los incontables “auntie, auntie” que escuchamos, los abrazos, las canciones , las oraciones antes de cenar o dormir… Y cuando piensas que van a dormir, nuevamente  te miran y te vuelven a regalar sonrisas, abrazos e incontables “Auntie, look!” J.

Imposible decir lo que sientes cuando ves a Montse cocinando pasta con tomate para la “cena especial” y que al día siguiente se despertará muy pronto para visitar a otro orfanato por si necesitan ayuda también… Comprar colchones para la guesthouse, pensar como recaudar fondos, seguir con la idea de que además de comer los niños necesitan ir a un buen colegio (pues si, hay que pagar los estudios también) y tener una educación que les permita ser alguien una vez  que su família es la BABIES y dentro de unos años tendrán que caminar por sus propios pies.

_ montse

Montse, conocer tu trabajo y estar un par de dias con vosotros fue una experiencia inolvidable. Desde que volví a São Paulo intento escribir, expresar lo que siento y mal puedo hacerlo en portugués…  (pues espero que me puedas comprender en castellano J)

En Brasil, TENIA CLARO QUE LA FELICIDAD CABE PERFECTAMENTE EN UNA BUENA CHARLA CON LOS AMIGOS O CON LA FAMILIA, QUE CABE EN UN ABRAZO, UN BESO, UNA SONRISA… PERO EN AFRICA Y ESPECIALMENTE EN LA BABIES TODAS ESAS  EMOCIONES SE CONVIERTEN EN GANAS DE HACER PARTE DE UNA NUEVA FAMILIA, porque todas las personas que allÍ están son especiales y encantadoras.

No hay cultura, distancia, tiempo o idioma que pueda separar TODOS ESTOS SENTIMIENTOS QUE NOS LLENA DE VIDA y de AMOR. Hasta la vuelta y que sea muy, muy pronto.

Love you,

Fernanda

GRACIAS, LUCÍA.

 

…            Por haber confiado en mí.

 

…            Por tu generosidad.

 

…            Porque no podría haber tenido mejor compañera de viaje.

 

…            Por haber hecho tan feliz a tanta gente gracias a tu trabajo.

 

…            Por dar lo mejor de tí.

 

…            Porque ha sido facilísimo convivir contigo.

 

…            Por montar en los sitios más insospechados “nuestra clínica móvil”.

IMG_2354

 

…            Por haber hecho tan felices a nuestros niños con tu cariño.

 

…            Por haberme dado cuenta una vez más que nuestro trabajo es voluntario porque es imposible pagarlo con dinero.

 

…            Por haberme hecho sentir tan cómoda, segura y cuidada a tu lado.

 

…            Porque aunque no me gusta ver llorar a nadie, tus lágrimas de emoción por situaciones que vivimos me encogían el corazón.

 

…            Por todos los momentos buenos e irrepetibles que hemos vivido juntas.

IMG_2373

 

…            Porque cuando nos quedábamos solas en nuestra casita el tiempo se nos pasaba volando de todo lo que nos contábamos.

 

…            Por haber dejado todos los medicamentos de uso hospitalario que llevabas en un hospital de Kampala

 

…            Por tus clases magistrales de la fauna africana.

 

…            Por deshacerte de otro tipo de fauna que se nos colaba en la habitación como si se tratase de hormigas caseras.

 

…            Por darme cuenta que una de las cosas más valiosas que llevaba en mi maleta era el único sobre de Sueroral que teníamos y que nunca imaginé que lo pudieses dosificar                     durante cinco días.

 

…            Por lo que me hacías reír con tu frase: “¡y me lo quería yo perder!», cuando por ejemplo quería llevar en el boda las gallinas vivas para que los niños comiesen pollo, o                           cuando en uno de los orfanatos, después de no encontrar unas tijeras intentaban cortarnos las gasas con un cutter oxidado y sin punta y te volvía a escuchar: «¡y me lo                         quería yo perder!»

 

…            Porque me encantaba cuando llamabas: “mi ángel” a cada niño y yo era la que te veía a tí como un ángel.

 

…            Por involucrarte de la manera que lo has hecho y sigues haciendo.

 

…            Porque nos hemos traído muchos deberes y muchas cosas pendientes y muy bonitas por hacer y sé que vas a estar ahí para lo que haga falta.

 

….           Porque en estos viajes tenemos una nueva oportunidad de darnos cuentas de lo bonita que puede ser la vida simplemente estando rodeados de personas que merecen la                      pena.

 

…            Por haber dejado todo tu material dental en la Babies Home, porque espero que sean tus manos las que vuelvan a tocarlo.

 

Quiero que sepas que ya eres una más de la familia y que espero que los niños puedan seguir disfrutando de “Auntie Lulu” para siempre.

 

 

GRACIAS DE TODO CORAZON

 

Auntie Montse.-

Como en cualquier país del llamado Tercer Mundo, uno de los principales problemas de su sociedad es la situación de los niños.

Son varios los acuciantes problemas que los más pequeños sufren a diario:

La pobreza como tal

En Uganda, más de un tercio de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Definir el umbral de pobreza no es cosa fácil, ya que varía con relación a dónde te encuentres y a qué regla de medir se utilice.

En África, una medida habitual es la delimitada por la ingesta mínima de calorías que un cuerpo necesita para no entrar en deterioro prematuro. Es la llamada pobreza absoluta y estima que el consumo medio necesario para sostener un cuerpo humano está entre 2.000 y 2.500 calorías. Si medimos así la situación de los niños ugandeses, podrían ser bastante más de un tercio de su población.

Asimismo, otra forma de medir es por la renta media mensual de una familia, siendo considerada pobreza extrema la que vive con menos de 1$ al día, y pobreza moderada (permítanme que me sonroje) la que vive con entre 1 y 2$ diarios.

Si echamos una mirada a los niños ugandeses, son muchos los que se mueren de hambre en el campo (o fuera de las ciudades) y muchos los padres que deciden enviarles a la ciudad en busca de una vida mejor, encontrando por lo general un triste final, viviendo en la calle y sin nada que alimentarse.

La educación

Este es un país en que el derecho a la educación es asunto exclusivo de la clase alta.  Los costes anuales para la escolarización de un niño son ridículamente elevados (unos 5 meses de salario de un trabajador normal) y es por tanto imposible que éstos puedan recibir una mínima educación que les permita vislumbrar un futuro digno.

IMG_4422

 

 

 

 

 

 

Salud

Un dato comparativo aporta una visión clara de la situación de los niños en este país: la tasa de mortalidad infantil en Uganda es de 67 niños por cada 1.000. En España, de 3 por cada 1.000.

Las enfermedades virales, de todos tipos y gravedades, derivadas de una nula higiene y estructura social médica, asolan Uganda día tras día. El virus del sida se expande por todo el país y mata a miles de  personas cada año. Personas que practican sexo sin precaución alguna, madres abandonadas con una media de 6 hijos, violencia de género, alcoholismo y otras muchas lacras hacen de la niñez una pesadilla que, en muchos casos, tiene pronto fin.

IMG_4582 IMG_2706

 El matrimonio infantil

El 46% de los niños ugandeses se casan antes de los 18 años. En algunas zonas, la media de pareja recién casada es de 12 años. Esto, obviamente, contrae serios problemas sociales, ya que nos encontramos con una sociedad que “avanza” a través de la vida de lo que aun son niños no acabados de desarrollar física, emocional o físicamente, en muchos casos sin familia (muertos por el sida, el hambre o simplemente en alguno de los innumerables conflictos internos que, cada cierto tiempo, aparecen como un viento de muerte).

Y es por esto –y por los niños soldados, las niñas violadas por sistema, los niños trabajadores, los más de 10.000 niños callejeros, entre otros muchos asuntos- que queremos ayudar.

No es mucho, no vamos a salvar al país de sus llamas internas. Pero al menos, eso sí, ayudaremos a nuestros niños que, por pocos que sean (o muchos, depende de cómo quieran verlo), SON. Son personas. Nacieron en un lugar y morirán en ese lugar. Que lo hagan un poco más dignamente es por lo que luchamos.

Ayúdanos a cuidarles. Todo suma, todo vale, todo cuenta.

Alejandro.-

La pregunta que todo el mundo te hace cuando vuelves de África es ¿Te ha cambiado la vida? pues la respuesta es No pero con matices.  Una vez has vivido la experiencia de África en tu vida siempre habrá ya un antes y un después.  Al volver, tu vida continúa como la dejaste, tu familia, tus amigos, tu trabajo, todo lo que te rodea sigue igual y te incorporas a tu ritmo trepidante inmediatamente.

Lo que realmente te aporta la experiencia es que dedicas algunos momentos de tu vida a reflexionar y  a valorar muchas cosas que antes ni las pensabas,   te ayuda a disfrutar de las pequeñas cosas… los niños de Babies Uganda saben de lo que hablo.

La felicidad interna no viene de las cosas materiales, no importa si viajas en primera clase o en económica, te das cuenta que escuchar reír a tu familia o a tus amigos eso es verdadera felicidad.

Nuestros niños de la Babies Home saben perfectamente como valorar las pequeñas cosas, con cualquier objeto hacen el mejor de los juegos, algo tan insignificante y tan pequeño les hace inmensamente felices.

Ellos valoran tanto un abrazo, una sonrisa, ir a la playa, un lacasito. Todavía recuerdo cuando estando allí en el orfanato con los niños como sonreían  al recibir cualquier cosa, imaginad simplemente lo que supuso una simple bolsa de El Corte Inglés, organizaron un juego de inmediato y disfrutaron muchísimo.


foto luchi

Tenemos que educar a nuestros hijos no para ser ricos sino para ser felices, que vean el valor de las cosas y no su precio.

Esta es una de las muchas reflexiones que te traes de allí,  los niños de Babies Uganda son un ejemplo claro de valorar las cosas pequeñas que son al final las que más felices te hacen. El olor después de llover, un libro que no puedes dejar de leer, sentirte amado, tu canción favorita, un pastel de chocolate, un abrazo de tu amiga,  ver el amanecer y anochecer del mismo día, un paseo por el campo, un mensaje esperado, ver una buena película, bañarte en el mar, un vino con amigas,  fuego en la chimenea, un beso, recibir los buenos días de tu mascota y así podría nombrar muchas pequeñas cosas que empiezas a ver con otros ojos. Desde Babies Uganda queremos ayudar a los niños del orfanato a que sueñen con un futuro digno y que tengan posibilidad de ser felices.

Os animo que hagáis siempre todo lo que os haga feliz y a soñar mucho, porque si se sueña será real.

LuchiGalán.-

 

Salvar una vida, es una frase que todos hemos escuchado montones de veces. Especialmente, las ONGs la utilizamos con tanta frecuencia para impactar a la gente, para concienciar a la gente,  que quizá consigamos el efecto contrario, que de tanto usarla su verdadero significado se desvanezca.  

Por eso, hoy quiero reflexionar sobre la verdad que hay en esa frase, si en Babies Uganda salvamos vidas. Pues bien, os adelanto que la respuesta es SI, y os contaré un poquito más sobre nuestra Babies Home para que comprendáis por qué lo afirmo con tanta rotundidad.

BHU_15_08_22

Hace unos años, antes de crear Babies Uganda España, la situación económica del orfanato era muy precaria, hasta el punto que casi tienen que cerrarlo, pero gracias al empeño de su directora Remmie, a su esfuerzo y al de las Aunties (trabajadoras ugandesas) que estaban allí, se consiguió mantener.

En esa situación de dificultad, un día la policía llevó al orfanato a 3 pequeños que habían sido abandonados.  Con todo el dolor de su corazón, ella tuvo que decirles que no, que no los podía acoger. Días más tarde, la policía comunicó a Remmie que uno de ellos había fallecido. No lo llegó a conocer prácticamente, pero nunca lo olvidará. Desde entonces, cada vez que llaman a la puerta con un niño abandonado, Remmie dice «Yeah, of course!!» y cuando desde España le preguntamos, «pero Remmie, ¿van a caber todos?, ¿podemos acoger a tantos niños?», su respuesta es la misma, «Yeah, of course!!»

El destino quiso que esos pobres niños llegaran en ese difícil momento. Pero ahora Remmie está feliz, desde que sabe que cuenta con nuestro apoyo, todos los niños que llaman a la puerta son acogidos y recibidos con la mejor de las sonrisas por parte de todos los miembros de la Casa. Gifty, Anton, Moses, Favor, los trillizos y Fabian, ellos han sido los últimos en llegar.

¿Quién es entonces el responsable de Salvar la vida de estos niños? pues desde el policía que los recoge de la calle y los lleva, pasando por Remmie, Aunties, Uncles (trabajadores ugandeses) y voluntarios en Uganda, y terminando por nuestros padrinos, voluntarios en España, colaboradores, empresas que nos apoyan, y todo aquel capaz de aportar su granito de arena en cualquier área, en cualquier forma. Todos somos necesarios para conseguir transformar su desgracia en una nueva oportunidad de vida.

IMG_4655

Desde aquí, desde España, queremos contagiarnos de la filosofía del «Yeah, of course!», pero somos occidentales, acostumbrados a hacer planificaciones, a cuadrar cuentas, a hacer previsiones, a preocuparnos por todo… y no podemos evitar sentir cierto vértigo y miedo al pensar en el futuro, al pensar en qué vamos a hacer cuando estos niños vayan creciendo y los problemas se vayan multiplicando…y sólo se nos ocurre una cosa, trabajar, trabajar y trabajar cada día más para conseguir más fondos, más padrinos, más eventos que nos permitan sacar adelante este maravilloso Proyecto en el que estamos todos comprometidos. Ya no hay vuelta atrás, ahora sólo toca seguir sumando.

Maribel.-

Después de llevar ya años viajando a Uganda, a nuestra “Babies Home”, me he preguntado muchas veces cuáles son nuestras prioridades en la vida para ser felices y si las buscamos de forma equivocada.

Antes de continuar, quiero hacer un breve resumen de la situación de los niños en Uganda:

Uganda es un país que todavía no ha visto el fin de problemas que han tenido graves consecuencias para los niños, como la guerra, el hambre, el VIH… Los derechos de los niños siguen siendo el objetivo de una lucha constante y su situación es muy grave. La población de 0 a 14 años es del 49% y la mortalidad en menores de cinco años del 90%. Más de un tercio de la población vive bajo el umbral de la pobreza y los niños son las principales víctimas, ya que las familias, al no poder garantizar el bienestar de sus hijos, éstos acaban abandonados o viviendo en la calle. En lo referente a la educación, es un privilegio al que muy pocos pueden acceder. Muchos niños ni siquiera tienen identidad oficial ni nacionalidad, ya que se informa oficialmente a las autoridades públicas de 1 de cada 5 nacimientos; esto supone una dificultad añadida para los niños, ya que  al no existir ante la ley no pueden disfrutar de ningún derecho.

20130811_173239

Una vez hecho este paréntesis y viendo la situación de los niños sería lógico pensar que su nivel de felicidad es prácticamente nulo. La realidad, compartiendo con ellos el día a día, es totalmente distinta. Es cierto que necesitan mucha ayuda porque si no, su futuro sería bastante incierto, pero en lo que se refiere a felicidad…, ya nos gustaría a muchos, viviendo donde vivimos, teniendo todas la cosas que tenemos, con una alta calidad de vida…. disfrutar de la alegría que desprenden nuestros niños y no sólo ellos, también los adultos en general.

Voy a contar una anécdota que me ocurrió el año pasado antes de viajar a África: fui a la farmacia a por medicinas para llevar como hacemos siempre; me dijeron que tenían cajas de antidepresivos, por si me los quería llevar. Casi me da la risa. En seis años, lo que menos he visto, mejor dicho, lo que no he visto nunca, es a nadie deprimido.

En este ambiente de optimismo y armonía con el que convivimos todos los que tenemos la suerte de compartir parte de nuestro tiempo con los niños, lo que pienso, es que son ellos los que nos ayudan a todos los que decidimos ir a uno de estos países que llaman del “Tercer Mundo”; creo que es una idea que comparto con todos los voluntarios y todas las personas que nos ayudáis para intentar ofrecer a los peques un futuro con posibilidades. No hace falta ser nadie importante para cambiar el mundo de unos pocos; con muy poco se puede cambiar mucho, y no me refiero solo a lo económico, tengo la suerte de ser testigo de cómo un gesto o un pequeño detalle puede dejar huella.

SAM_4364

El dinero es importante para poder conseguir todo lo que estamos haciendo con los niños que llegan a la “Babies Home”, por supuesto, lo que tengo claro es que el concepto dinero-felicidad no van unidos, quizá porque lo gastamos en cosas equivocadas o en nosotros mismos; lo que realmente hace felices a estos niños es, una vez cubiertas sus necesidades básicas,  tener una actitud positiva ante la vida y sentirse queridos. El bienestar económico por sí solo no nos va a dar ninguna felicidad. Es necesario contar con el otro para ello, ponerse en contacto con él, conocer sus problemas y ponerse manos a la obra para ayudar en la medida de lo posible. Quiero pensar que todos los que ayudamos en este proyecto, sea de la forma que sea, es por un deseo de hacer algo por alguien y que seguro que da más plenitud y sentido a nuestra vida, aunque la realidad es que nuestros niños son los que hacen mucho por nosotros con su agradecimiento, sus sonrisas, su optimismo, su cariño, su sensibilidad, sus ganas de aprender y su actitud ante la vida.

Los que trabajamos día a día en este proyecto, en el que las palabras se transforman en acciones, nos permiten compartir con vosotros nuestras historias y sobre todo poder aprender cada día un poco más de nuestros niños.

SAM_4812

 

Montse .-